Una comunidad católica acogedora donde todo el pueblo de Dios crece como discípulo por medio de la fe, el servicio y la compasión.

Con raíces en la tradición redentorista, la Parroquia Católica San Alfonso fomenta el crecimiento espiritual mediante el sacramento, la palabra y el servicio. Como Cuerpo de Cristo, acogemos a nuestra diversa comunidad, formando discípulos, educando en la fe y compartiendo el Evangelio con todos.

Fundada por San Alfonso María de Ligorio en 1732, la Congregación Redentorista es una congregación misionera dedicada a predicar el Evangelio, especialmente a los pobres y abandonados. Inspirados por el ejemplo de Cristo, continúan su misión hoy a través del ministerio parroquial, los retiros, la reconciliación y la evangelización en todo el mundo.

La Iglesia Católica de San Alfonso ha sido un pilar de fe y servicio en Brooklyn Center desde su fundación en 1959. Establecida por el arzobispo William O. Brady, San Alfonso se convirtió en la primera parroquia redentorista en Minnesota.

Agradezco servir como su párroco aquí en San Alfonso. Me sentí atraído por el carisma redentorista de abundante redención y profesé mis votos en 1985. Desde mi ordenación, he servido en el ministerio parroquial, la formación y el liderazgo provincial. Me alegra formar parte de una comunidad tan vibrante, llena de fe y diversa. Espero con ansias acompañarlos en su camino, creciendo juntos en Cristo.

El logotipo de la parroquia San Alfonso refleja nuestra identidad como una comunidad vibrante y centrada en Cristo, unida en la fe, la esperanza y el amor. En el corazón del diseño se encuentra la cruz, que representa el amor redentor de Cristo presente para todos nosotros. El movimiento circular que la rodea simboliza la unidad, la diversidad y nuestra misión compartida. 

Cada color del logotipo tiene un significado sagrado: 

• El dorado representa el Paraíso, nuestra esperanza eterna. 
• El azul honra a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, nuestra patrona y guía. 
• El verde simboliza la esperanza y la nueva vida en Cristo. 
• El rojo y el amarillo evocan la llama del Espíritu Santo, que enciende nuestra fe y nos llama a la misión.